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  • Alondra Sánchez Juárez

La importancia de las revistas literarias en México


Máscara de jade. Letras que dicen "ESTA TARDE AÑORO LO QUE ME DECÍA UNA VEZ TU BOCA, TU BOCA CRUEL: YO SOY EL SECRETO DE TU POESÍA, TU CANCIÓN ES BELLA PORQUE SÓLO ES MÍA, TY AMOR ES ABEJA PORQUE EL MÍO ES MIEL""
Portada de la revista El Maestro (1922). Collection IZG. Pinterest. Sin datos.

La producción de revistas en México ha sido, desde los inicios del siglo XX, uno de los trabajos primordiales de los grupos literarios en el ámbito público. Su función es la de divulgación de textos que evidencian y moldean el gusto, postura y preferencia literaria de una época, movimiento o período en particular. En términos de Ángel Vargas:


Las revistas culturales en México son y se han constituido como un medio para impulsar y dar visibilidad a grupos de creadores, y para que ellos entren en la discusión del contexto cultural de su época. La importancia de las revistas está siempre en el presente, es ridículo pensarlas como un artefacto hacia el futuro, aunque así suceda con revistas importantes que sirven para medir el pulso de cierta época. (Secretaría de Cultura, 2018)

Las revistas comúnmente se encuentran inmersas en un campo competitivo, pues buscan ejecutar y apropiarse de las tareas que otras revistas ya desempeñan o, por el contrario, buscan crear contenido original y funciones innovadoras que ninguna otra revista ejerce, tomando en consideración a un público en concreto.


Conforme a las épocas, hay la posibilidad de observar cómo dentro del ámbito literario han surgido revistas que han convivido con sus semejantes o con otras de diferente criterio. A inicios del siglo XX, por ejemplo, se exponen publicaciones literarias como Pegaso (1917), donde el grupo de la revista Nosotros (1912-1914) tuvo una gran presentación. Pegaso es un tránsito a la vanguardia, dado que en ella se manifiesta el enfoque o posición política y cultural de los ateneístas (Rico, 2016).


Entre las manifestaciones literarias del grupo Contemporáneos sobresale su colaboración en revistas literarias como México Moderno (1920-1923), que fue la tercera revista puesta en marcha por Enrique González Martínez, posterior a Pegaso. Se caracterizó porestar a la disposición de las corrientes en literatura y filosofía del momento. Su contenido innovador oscilaba entre la prosa y el verso (Beigel, 2003, p. 106).


El Maestro (1921-1923) y La Falange (1922-1923) —Revistas de Cultura Nacional—, se crearon como iniciativa de José Vasconcelos, quien estaba al mando de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en ese entonces. Dichas revistas tenían como finalidad generar un programa donde se promoviera la difusión del libro y la lectura a nivel nacional como vía para cambiar a la sociedad mexicana. Sus principales colaboradores fueron: Jaime Torres Bodet, Bernardo Ortiz de Montellano, José Gorostiza, Enrique González Rojo y Carlos Pellicer. En particular la elaboración de esta revista contribuyó en la formación del grupo Contemporáneos (Beigel, 2003).


La revista Antena (1924) salió en julio y dejó de existir en noviembre del mismo año. Se llamó Antena con el propósito de captar las vibraciones u ondas del momento. El proyecto pretendió ser original en contenido y presentación. Ulises (1927-1928) fue la primera revista mexicana donde la vanguardia europea se consolidó, al punto de obtener un alto nivel de calidad. Fue impulsada por los poetas contemporáneos Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, quienes en colaboración de Jorge Cuesta y Gilberto Owen, tenían en mente señalar una concepción del momento y el cosmopolitismo de la segunda mitad de la década de 1920 (Beigel, 2003, p. 107)


En 1928 se creó Contemporáneos (1928-1931), una de las más notables revistas literarias de México. El título principal de ésta fue idea propia de José Gorostiza y no mostraba interés por los asuntos con relación a la política, mientras que el subtítulo: Revista Mexicana de Cultura, señalaba desde su origen presentaba un predominio de lo mexicano, lo cual sería una de las características prevalecientes durante su desarrollo (Pereira, 2018).


En la Revista de la Universidad de México (1930-presente) ha dado espacio en ella a importantes figuras literarias de la Universidad Nacional Autónoma de México y a personajes muy relevantes de España y Latinoamérica. En la actualidad, la revista ha sido de gran utilidad para el estudio, la divulgación y el desarrollo de diversos aspectos de la cultura mexicana.


La revista Examen, dirigida por Jorge Cuesta, publicó sólo tres números: en agosto, septiembre y noviembre de 1932. Su vista estaba centrada en difundir crítica literaria a manera de ensayos, reseñas, textos de poesía y por supuesto, prosa narrativa (Beigel, 2003, p.108).


También están Barandal (1931-1932) y Cuadernos del Valle de México (1933-1934), redactadas y dirigidas por un grupo de jóvenes constituido por: Rafael López Malo, Octavio Paz, Salvador Toscano, Arnulfo Martínez Lavalle, Enrique Ramírez y José Alvarado. Quienes crearon estas que tenían como intención ser parte de la “vanguardia” e intentar romper con la tradición. Barandal dio a conocer siete números entre agosto de 1931 y marzo de 1932. Mientras que Cuadernos del Valle de México sólo publicó dos números (septiembre de 1933 y enero de 1934) (Martínez, 2016, p. 55).


La generación de Taller (1938-1941) toma en consideración cuatro revistas: a la revista con el mismo nombre, Taller, a Barandal (1931-1932), a Taller Poético (1936-1938) y a Tierra Nueva (1940-1942). Dicha Generación reunió a grandes intelectuales como poetas, ensayistas, narradores y novelistas, entre los cuales se encuentran: Alberto Quintero Álvarez, Rafael Solana, Efraín Huerta, Neftalí Beltrán, Carmen Toscano, Octavio Paz, José Revueltas, Juan de la Cabada. El interés de Taller era dejar a un lado el esteticismo de la generación de Contemporáneos, lo cual se observa en la divulgación de sus ensayos, textos de crítica política y poesía (2016, p. 58).


Letras de México (1937-1947) fue dirigida y financiada en un principio por el poeta Octavio G. Barreda. La revista tuvo entre sus principales objetivos ser políticamente de centro, dado que se contemplaba como una publicación de oficio. En ella se exponían críticas y sátiras sobre eventos y autores del momento (Beigel, 2003, p. 110).


Rueca (1941-1952) fue un proyecto difusor creado y editado por jóvenes universitarias de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, entre ellas se encuentran: Carmen Toscano, María Ramona Rey, María del Carmen Millán, Ernestina de Champourcin, Emma Saro, Pina Juárez Frausto y Laura Elena Alemán, asimismo, prevaleció la intervención de Emma Sánchez Montealvo, Margarita Mendoza López, Margarita Paz Paredes, Martha Medrano, Helena Beristáin y Lucero Lozano. Durante su duración se publicaron 20 números donde aparecían frecuentemente poesía, cuentos, fragmentos de novela, ensayos y artículos (Solórzano, 2018, p. 149).


El Hijo Pródigo (1943-1946) fue el resultado de una conversación entre Octavio Paz y Octavio G. Barreda, este último testigo relata que Paz propuso la elaboración de un proyecto de divulgación literaria que fuera considerado un modelo y posicionado al nivel de las mejores revistas del mundo. En sus cuarenta y dos números integró poesía, narrativa y crítica a las artes plásticas mexicanas (2018, p. 150).


Plural (1971-1976) se creó como iniciativa de los colaboradores, administradores y directores del periódico Excélsior, sin embargo, más adelante fue dirigida por Octavio Paz. La revista fue reconocida por ampliar y proveer el pensamiento crítico contemporáneo de México (2018, p. 152).


Tres meses después de un contratiempo con el periódico y con el abandono de los directores, Octavio Paz y un destacado grupo de intelectuales de diferentes partes de América Latina lanzaron el primer número de Vuelta (1976-1998). El contenido de la revista profundiza en la crítica literaria, en la poesía, en el cuento y en el ensayo. Letras Libres es una revista mexicana fundada en 1999 como una sucesión de la revista Vuelta de la que se apropia de una abundante herencia intelectual y con la que tiene en común varios participantes, aliados, gustos e intereses (Martínez, 2016, p. 55).


Las producciones literarias funcionan como medio de comunicación social y se desenvuelven tanto para conservar las publicaciones existentes como para la invención de nuevas creaciones. Respecto a esto, la colaboración literaria de escritores es de gran significado, pues la producción, divulgación y perseverancia de determinadas revistas se debe en gran parte a ellos. De acuerdo con Octavio Paz:


El tejido de la literatura se debía a la acción de pequeños grupos que se manifiestan por medio de sus intervenciones directas en casas editoriales, la gestión de antologías y la presencia constante en revistas literarias; [...] tanto más visible cuanto dicha orientación pueda exponerse como lineamiento de una polémica en contra de otros grupos cuya autoridad se pretende desafiar, y cuya viabilidad se sostenga en los instrumentos de un mercado literario sano. (Martínez, 2016, p. 52)

El conjunto de las revistas literarias de México representa un tema indispensable para la visión de todo tipo de juicios, actos, rasgos y cuestiones literarias. Son un medio comunicativo muy peculiar donde los propios colaboradores exigen y efectúan un trabajo arduo basado en un desarrollo y procedimiento comúnmente propio e innovador.




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