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  • Helena Itzel Gallardo Spencer

Alí Chumacero


Alí Chumacero. Letras que dicen "Es verdad que los muertos tampoco duran Ni siquiera la muerte permanece Todo vuelve a ser polvo"
Alí Chumacero. Oscar Calderón. CNL-INBA. Sin datos

Alí Chumacero fue un poeta, ensayista, crítico, traductor, editor y tipógrafo mexicano. Nació el 9 de julio de 1918 en Acaponeta, Nayarit, y murió el 22 de octubre de 2010 en la Ciudad de México. Su poesía abarca el periodo de los Contemporáneos y la generación del medio siglo, pues la crítica indica que su obra poética destaca como una prolongación y una culminación del primer periodo mencionado. A pesar de su breve trabajo lírico, destaca por el tratamiento que hace del lenguaje y por las influencias que se evidencian dentro de sus textos; por ejemplo, la presencia de Xavier Villaurrutia y la inclinación que Alí Chumacero tuvo para incluir alusiones a la Biblia y la liturgia cristiana. Aparte de su trabajo como poeta, también destaca su trabajo como crítico y ensayista. En relación a la generación del medio siglo y la negación que tienen hacia los discursos nacionalistas, Chumacero, hace unas lecturas que se oponen fuertemente a este aspecto.


Todo esto se relaciona con los tópicos que predominan en la poética del autor, ya que, para definirla podría decirse que remarca nuestro camino hacia la muerte como seres mortales y sensibles que existimos en la tierra. Igualmente, el tratamiento del lenguaje que emplea, tiene que ver con las nociones barrocas, y también se presenta la inclinación hacia lo romántico en cuanto se evidencian los temas del amor, la muerte, los sueños, la soledad y el tiempo.


Si acaso el ángel desplegara la sábana final de mi agonía y levantara el sueño que me diste, oh vida, un sueño como ave perdida entre la niebla, igual al pez que no comprende la ola en que navega o el peligro cercano con las redes; si acaso el ángel frente a mi dijera la última palabra, la decisión mortal de mi destino y plegando las alas junto a mi cuerpo hablara, como cuando el rocío desciende lento hacia la rosa al dar el primer paso la mañana, ya miraría en mi sangre el negro navegar, la noche incierta, el pájaro que sufre sin sus alas y la más grave lentitud: la muerte.

Como parte de su trabajo lírico, tiene tres obras: Páramo de sueños (1944), Imágenes desterradas (1948) y Palabras en reposo (1956). En las dos primeras se notan las influencias que hay de las tradiciones anteriores y su avance hacia la vanguardia. Lorena Ventura habla sobre esto: “No hay cuestionamiento ni innovación en estos volúmenes, sino la asimilación y variación de los temas y recursos poéticos sistematizados por la vanguardia mexicana que los precedió y de la cual abrevan” (Ventura, 2018, párr. 1). Es su tercer libro el que marca una evolución en su trabajo por el abandono que hace a la abstracción de sus poemas y abre sus textos a un sentido más coloquial, haciendo evidente la transformación del grupo de los Contemporáneos y su registro más narrativo y realista.


El poema busca concretarse así no como denotación o referencialidad, sino como cuerpo o textura. Desde el punto de vista de la sonoridad del texto, esta consigna es llevada a la práctica por Alí Chumacero mediante el empleo de formas clásicas como el soneto y la silva que adopta con variaciones y de patrones métricos fijos que combina libremente en provecho de la distribución de los acentos: se trata así de una poesía más cercana a lo rítmico que a lo silábico (Ventura, 2018, párr. 3).


De acuerdo a sus influencias y a su contexto cultural, queda claro que su poesía sirve como un puente entre dos corrientes estéticas, entre dos momentos de la literatura en nuestro país. La obra lírica de Alí Chumacero es concebida por la crítica como una continuación y culminación de los Contemporáneos, y así se extendió hasta la generación del medio siglo. Leonardo Martínez Carrizales explica en su artículo “La Generación de Medio Siglo. Tesis historiográfica sobre una categoría del discurso” algunas características de este último grupo como: la crítica a la vida pública y artística, el aprecio y la prioridad a los valores estéticos de la obra de arte, la originalidad y novedad, el cosmopolitismo, la modernidad y la negación al discurso nacionalista.


Podríamos servirnos de este listado para analizar la poesía de Alí Chumacero. Al tener influencias de Xavier Villaurrutia, no es de extrañar identificar cierto romanticismo en su poética. Juan José Reyes lo resalta en su artículo “Alí Chumacero: Vida y poesía”:


Su poesía, influida por la de los Contemporáneos y por varias otras (como la francesa y en especial la Biblia), posee un poderoso aliento concentrado, generados de imágenes que remiten a nuevas realidades a partir de experiencias íntimas (el amor y las mujeres, las andanzas en la ciudad, la muerte y sus asedios) y a otras imágenes nacidas de la recreación misma de la poesía. (Reyes, s.a., p. 1)


La poesía de Chumacero coincide estéticamente con la generación del medio siglo en el constante tratamiento de la muerte y del tiempo, lo que tendría que ver con las inclinaciones de la generación con el modernismo y del autor con el romanticismo. La poesía de Chumacero hace una profunda reflexión sobre el paso del tiempo y las sensaciones que vivimos mientras experimentamos la vida. Asunción Rangel hace un análisis de su poesía en su artículo “Un cristal de ceniza; consideraciones en torno a algunos momentos de la poesía de Alí Chumacero”: “Preferir la soledad como estado conveniente, se objetivan o cristalizan en los versos de Chumacero mediante la ceniza, pero no únicamente para poetizar sobre el asunto, sino que, sobre todo, se emplean para referirse a dos de las circunstancias en que es posible la escritura poética” (Rangel, 2019, p. 2).


Si acaso el ángel sigiloso abriera la ventana te miraría salir interminablemente como un tiempo cansado hacia su sombra vuelto, como quien frente al mundo se pregunta: ¿En qué lugar está mi soledad?

El impacto de este autor en la poesía mexicana del siglo XX lo vemos en la forma en la que lleva consigo la tradición histórica lírica. Es importante recalcar las influencias que forman su poética y la manera en que se apropia del discurso y crea otro retomando su camino en las vanguardias mexicanas. El poeta retoma y adapta estos recursos para la poesía mexicana y continua una línea artística que se rebela ante la política y prioriza el aprecio del arte al tratar los temas del desamparo, la ruina, el cuerpo como un simple material para el goce, la desaparición, el sepulcro y la devastación inevitable; todo esto como un recordatorio permanente de la vida y la muerte, y todo lo que experimentamos entre estos dos estados. La originalidad y la novedad se identifican en el proceso de sus propias obras y el orden de su publicación muestran una evolución del mismo trabajo del autor y su contexto cultural.


José Emilio Pacheco describe la poesía de Chumacero como una “poesía de la caída”; Lorena Ventura la explica como la caída “del hombre que, expulsado del Paraíso y de toda idea de eternidad, se enfrenta a un mundo desolado donde habrá de consumirse inexorablemente” (Ventura, 2018, párr. 2). La cultura bíblica se presenta en la poética de Chumacero y en relación a los temas que destacan en su trabajo, se habla de una filosofía que hace una extrema conciencia del avance del tiempo a través del desamparo y la soledad, para terminar en nuestro destino en común: la muerte. Entendiendo la poesía de Alí Chumacero como una representación de la finitud de la vida.




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