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  • Cynthia Felipe Cruz

Xavier Villaurrutia


Villaurrutia
Xavier Villaurrutia. LizYan. Wikimedia. CC BY-SA 4.0

Xavier Villaurrutia González nació el 27 de marzo de 1903 en la Ciudad de México; falleció, en la misma ciudad que lo vio nacer, el 25 de diciembre de 1950. Empezó la carrera de Derecho, pero la abandonó al encontrar su verdadera vocación en la literatura. Cursó estudios de teatro en el Departamento de Bellas Artes y arte dramático en la Universidad de Yale, al ser becado por la Fundación Rockefeller en el plazo de 1935 y 1936. Entre su amplia producción teatral destacan: La hiedra (1941), Autos profanos (1943), La mujer legítima (1943) y Juego peligroso (1949). Tal compromiso del autor con las obras dramáticas culminó con la colaboración de la fundación del grupo teatral Ulises, entre enero y julio de 1928, y la dirección del departamento de teatro de Bellas Artes.


Si bien Villaurrutia dedicó gran parte de su vida al arte dramático, incursionó de igual forma en la narrativa, la poesía, la epístola, la traducción y el ensayo. Asimismo, fue autor de obras cinematográficas como Cinco fueron escogidos (1942), Distinto amanecer (1943), La mujer sin cabeza (1944), La mujer legítima (1945), La mujer de todos (1946). En el caso de su obra poética encontramos una escasa producción de poemarios debido a la prematura muerte del autor. Entre estos sobresalen Reflejos (1926), Nocturnos (1931), Nostalgia de la muerte (1938), Décima muerte (1941) y Cantos a la primavera y otros poemas (1948).

En su obra poética, el autor le da vida a sus ideas a través de juegos de palabras, cuya técnica consiste en múltiples variaciones —visuales, sonoras y sensitivas— que logran crear nuevas palabras y significados. Dicho recurso se consolidó como uno de los rasgos más representativos de la poesía de Villaurrutia. Para ejemplificarlo, veamos en los siguientes versos del poema “Nocturno en que nada se oye”, la destreza poética del autor para crear un particular juego de palabras:


y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura

En el anterior fragmento, el poeta reestructura cada verso con la finalidad de crear nuevas palabras que remitan a imágenes distintas entre sí. Para lograrlo, emplea dos procedimientos diferentes. Por un lado, altera la posición de las letras, ya sea para crear espacios entre ellas o para unirlas —que madura, quemadura—. Y, por otra parte, sustituye algunas consonantes que no alteran la sonoridad de los versos (v-b; s-z). Cabe recalcar que dichos métodos son llevados a cabo gracias a que el poeta emplea la paranomasia, figura retórica en la que se utilizan palabras con fonemas similares, con significados distintos. Por ello, que cada verso presenta una nueva idea, mi voz que madura/mi bosque madura.

Asimismo, el poeta y ensayista César Rodríguez Chicharro, en su artículo “Disemia y Paronomasia en la poesía de Xavier Villaurrutia”, identificó en la poesía de Villaurrutia la presencia de palabras disémicas, es decir, palabras que exponen dos significados o conceptos, los cuales consolidan los ingeniosos juegos de palabras. Para demostrar este punto, el crítico César Rodríguez ofreció como ejemplo los siguientes versos del poema “Nocturno rosa”:


es la rosa que abre los párpados,
la rosa vigilante, desvelada,
la rosa del insomnio desojada

En este caso la palabra “desojada” posee dos significados que encajan perfectamente con la idea del poema puesto que:


Desojada es un neologismo. La rosa del insomnio se ha quedado sin ojos, desojada. Des denota negación: desconfiar, deshacer, deshojar… Aquí desojada implica, por un lado, que la rosa ha abierto los párpados y se descubre sin ojos; pero desojada significa también, fonética, si no ortográficamente, que la rosa ha perdido sus hojas. (Rodríguez, 1964, p. 254-255)

Como apuntaron diversos críticos, entre ellos Frank Dauster y César Rodríguez, los juegos de palabras de Villaurrutia son resultado de la influencia de la poesía barroca, en especial de los poetas Luis de Góngora y Sor Juana. Por este motivo el poeta se enfocaba en crear complejos y detallados versos, los cuales debían implicar un desafío para el lector, que procuraban inquietar los estímulos intelectuales, sensoriales y sentimentales.

Igualmente, en los poemarios de Villaurrutia predominan los temas de la muerte, la soledad, el sueño y la noche, los cuales se desenvuelven y complementan mutuamente en el poemario Nocturnos. Por ejemplo, en el poema “Nocturno de la estatua” notamos una peculiar concepción del sueño:


Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera
y el grito de la estatua desdoblando la esquina.
correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y sólo hallar el eco

En los anteriores versos el yo lírico se encuentra en el terreno onírico. Sin embargo, el sueño no es un espacio tranquilo o agradable, al contrario, es un lugar gobernado por la noche, que provoca miedo e incertidumbre. Ahí la voz poética está sola, desorientada. Por ello trata de guiarse por los sonidos del lugar, gritos y ecos, con la esperanza de encontrar a la estatua que capturó su atención al inicio del sueño.


Al mismo tiempo, es primordial tener en cuenta que Xavier Villaurrutia estaba relacionado con el grupo de Contemporáneos, también conocido por nuestro autor como el Grupo sin grupo, constituido por un conjunto de intelectuales, desde educadores hasta pintores, que expresaban una gran preocupación por la literatura y la cultura de México. Su principal objetivo era realizar una renovación literaria, la búsqueda de una poesía pura que desafiara las exigencias métricas tradicionales. Por este motivo Villaurrutia propuso el empleo de adjetivos o complementos verbales que brindaban fuerza a la imagen, al igual que exprimir al máximo la energía sonora de cada palabra como lo podemos apreciar en los siguientes versos de “Nocturno muerto”:


La tierra hecha impalpable silencioso silencio,
la soledad opaca y la sombra ceniza
caerán sobre mis ojos y afrentarán mi frente

Como poeta, Xavier Villaurrutia logró crear una gran aportación al mundo de las letras. Entre temas sombríos y juegos de palabras, el autor ejemplificaba el verdadero compromiso y dedicación que tiene un escritor con la literatura hasta su último aliento. Asimismo, la originalidad de sus obras y la destreza poética del autor fueron fuente de inspiración para la siguiente generación de poetas que, iluminados por los Nocturnos de Villaurrutia, no tuvieron miedo de crear y experimentar nuevas estructuras y trasfondos poéticos.




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