Hola, me llamo Sara, tengo veinticuatro años y la literatura es mi fiel compañera. Actualmente estoy por titularme de la licenciatura en Literatura Latinoamericana y este hecho es muy significativo, por lo cual me remonto a mis primeros encuentros literarios.
Quizá pensarán que desde chica me volví una devoradora de libros, pero no, realmente mi acercamiento a las letras fue bastante tardío. Aún recuerdo el primer encuentro cara a cara con un libro, fue a la edad de siete años estando en segundo de primaria. Mi maestra de aquel entonces estaba preocupada al ver que yo aún no leía con fluidez, por lo cual me dejó de tarea leer un libro completo para dentro de dos días. Pensé que encontrar un buen libro no sería demasiado complicado, pues en casa mis padres tenían muchos. Sin embargo, ninguno me atrapó.
Juan Villoro una vez en una charla acá en Mérida dijo que los libros te eligen, y no al contrario, pues la historia correcta llega en el momento indicado a tu vida, y pienso que es cierto, pues muchas veces compramos ejemplares que en primera instancia no nos atrapa del todo, pero que si tiempo después, estando en otro momento de nuestras vidas volvemos a él, su contenido cobra sentido para nosotros. Pues así mismo me pasó con un cuento que me encontré en la biblioteca de mi primaria.
La ratoncita tímida, ese era el titulo del libro. La historia me atrapó desde el primer momento, cumplí con la tarea, llegué al salón y lo leí de principio a fin sin dificultad, pero pasó algo curioso: no quería separarme de él, quería poder volver a leerlo las veces que yo quisiera; por eso decidí no devolverlo, lo sé, es algo poco ético de mi parte, pero mi yo de siete años no lo pensó y lo hizo. Lo curioso es que nadie lo notó, pero ese es otro asunto.
A lo que quiero llegar con todo esto, es que ese libro cobró un sentido muy especial en mi vida, y en la actualidad teniendo más edad para entender muchas cosas, puedo comprender que fue el contexto de mi vida y el de la ratoncita del cuento los que se identificaron. Pues mi yo de ese momento era una niña tímida, sin amigos y muy insegura, características que poseía la protagonista de la historia.
Y es ahí donde recae la importancia de las representaciones en las historias que contamos a través de los libros, novelas o textos que leemos y creamos en general:
La representación de los niños en la literatura y los medios de comunicación desempeña una función importante en el desarrollo y el crecimiento de los niños porque les ayuda a comprender la realidad en la que viven o a descubrir otras culturas, dándoles la oportunidad de desarrollar la empatía y el respeto por las diferencias culturales. La representación infantil es importante para que los niños construyan sus perspectivas sobre su propio grupo étnico-racial, así como el de los demás. (Rogers, 2021. Citado en Braga, 2022)
Ese es el factor que, sin duda, estoy segura, influyó en mi relación con la literatura, la representación, tener un lugar en donde encontrarme, un refugio de los estándares sociales.
Dentro del universo literario podemos encontrarnos con mundos variados, con los cuales poder identificarnos. Esa es la magia de los libros, poder sumergirnos en las historias y sentirnos parte de ellas.
A partir de ese encuentro en la primaria seguí buscando libros similares, a veces encontraba lo que deseaba y muchas otras no. Fue a los catorce años que mi madre me llevó a la filey a ver la presentación del que hoy es mi autor favorito, Benito Taibo, quien desde el primer momento que lo escuché y leí me atrapó.
Benito tiene ese factor de representación que tanto busco y me atrae. Él utiliza personajes reales, con problemas reales, con un toque de fomento literario, pero al fin y al cabo en sus historias representa la realidad de muchos. La importancia de tener una representación propia es enorme, pues teniéndola nos sentimos acogidos en entornos locos y complicados.
Creo que, si hoy en día me preguntaran, ¿cómo describirías tu primer encuentro literario? respondería que fue un momento de reflexión, de enfrentarme con mi yo interior, con la esencia que me caracteriza. Sin duda puedo asegurar que, gracias a los libros y las historias es soy genuinamente transparente y coherente con lo que pienso, opino y sueño. La literatura me ha abierto las posibilidades de navegar por mares que desconozco y en el camino descubrir lo que llevo dentro. Esto es el resultado de aquellas primeras lecturas, de esos reflejos propios.
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